La vida, esa gran escalera, que cuando empezamos no se alcanza a ver el final, pues se difumina en la distancia como si fuera infinita.
Se empieza subiendo a todo correr y sin parar a descansar, somos capaces de ir subiendo, a pesar de que nos vamos llenando de peso extra durante el trayecto.
No importa, aun asi seguimos a todo tren, arrastrando todo lo que se interponga en el camino. Durante este trayecto, pensamos que hemos hecho una gran escalada, digna de ser nominada para los records mundiales. Mas si se hecha una ojeada hacia abajo, veremos el primer escalón y luego al mirar hacia arriba seguimos sin poder ver el final.
Hay momentos que entra la duda, y comenzamos a frenar el paso preguntandonos. ¿Será que de verdad es infinita?
Todos sabemos que mortalmente nó, asi que mientras a unos les vence la duda y saltan, sin saber que tendran que empezar de nuevo, otros seguimos tratando de alcanzar el fin.
De estos ultimos unos toman aliento y siguen con el mismo impetu que al principio, otros, entre los que creo me cuento, comenzamos a desacelerar el paso y rascarnos la cabeza al subir cada escalón, esto es a pensar y a tratar de ver mas allá del final.
Durante todo el trayecto, alcanzamos a otras personas que puede que las pasemos de largo como tambien hay quien nos pase de largo a nosotros. Tambien podemos caminar con ellas o ellas con nosotros durante cortos o largos trayectos.
Durante los ultimos escalones que he podido subir o en los que he permanecido, he tenido la gran suerte, de encontrarme con personas realmente admirables, Por ejemplo unas que me encontraron sentado, en uno de esos tantos escalones y se sentaron conmigo para luego ayudarme a levantar y darme ánimos para que siguiera el recorrido, incluso me compañaron por algun tiempo.
Luego Llegaba la hora de despedirse, para seguir caminando a su paso, cosa que comprendo perfectamente. Asi las miré ascenderr hasta perderse de vista. Trate de seguir a algunas de ellas, acelerando mi paso para ir al mismo ritmo que ellas, no pude.
Pasaba, que cuando estaban bien lejos, que creian que no los veia, abrian sus blancas alas y salian volando.
Gracias a todos los angeles, que han ocultado sus alas para caminar un rato a mi lado, brindandome apoyo y dando me ánimos para seguir adelante.
Gracias amigos, gracias angeles.
24-Marzo-2004
martes, 18 de diciembre de 2007
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