Entro en el agua y me sumerjo, nado alejandome cada vez mas de la costa, ya no hay nadie delante de mi, soy el primero que se enfrenta a las olas, no tengo miedo, siempre fue asi, como si el mar y yo fueramos uno.
Me gusta flotar boca arriba relajado, como muerto, dejandome llevar por la corriente.
En ese momento oigo una voz me dice: "Señor ayudenos por favor", dejo de hacerme el muerto y busco de donde viene la voz. Tres cabecitas, mas lejos de lo que estoy yo, se hunden y flotan. Una mano se alza indicandome, aqui, aqui estamos.
Sin pensarlo, nado hacia ellos, al acercarme puedo ver que son dos niños y una niña. Les hablo y me dicen que no pueden salir, que han tratado pero no avanzan y ya no pueden ver la orilla.
Miro hacia detras de mi y en efecto la orilla no se ve, estamos bien lejos, pense para mi. Trato de tranquilizarlos, les digo que no se me vengan encima, pues tendriamos problemas todos, les explico como flotar sin hacer mucho esfuerzo y ellos muy valientes lo hacen.
Me les acerco y me llevo a uno conmigo, nado unos veinte metros y le digo que se quede tranquilo que voy por los otros. El asiente con la cabeza, nado hacia los demas y al llegar cual seria mi sorpresa que el niño que habia llevado anteriormente estaba nuevamente al lado mio.
A pesar de haber sido un buen nadador pues estuve en competencias, los años y la falta de ejercicio hicieron que mis brazos me empezaran a pesar, casi no los podia levantar, sentia como una corriente fria de agua pasaba por mis pies, como un rio en el mar, los volvi a reunir y les dije que me sumerjeria, para ver cuan profundo estaba el fondo, no lo pude encontrar, lo cual era muy raro, esta playa se caracteriza precisamente porque uno caminaba y caminaba y siempre se podia tocar el fondo, fue cuando empecé a sentir
miedo, los pies se me empezaron a acalambrar y casi no podia levantar los brazos.
Mis pensamientos me decian que allí moriría, asi que me encomendé a Dios y como un fogonazo me pasó toda mi vida por la mente, como una película en super-velocidad, pero teniendo la capacidad de apreciarla y ademas de poder resaltar los errores.
Una ola me sacó de esa entrega, como si me hubiesen dado una cachetada en la cara, y como si alguien me dijera: "Todavia nó".
Reaccioné y les dije ustedes creen en Dios, ellos respondieron afirmativamente, nos agarramos de la mano y empezamos a rezar el Padre Nuestro. La corriente nos seguia llevando, como cuando te metes en un rio, fue entonces que milagrosamente algo rozó mi pie, era arena. Les dije abracenme rapido y apollense en mi, asi lo hicieron, con el peso de los niños, quede clavado en la arena, el agua me llegaba por encima de la nariz. Empecé a caminar y dando saltos de vez en cuando tomaba aire, asi fuimos poco a poco hasta salir de la corriente y luego ya, a cada paso el agua empezaba a descender, sseguimos asi, hasta que ellos pudieron caminar.
Avanzamos hacia la orilla durante un buen rato, ya no sentia los pies, pero seguia moviendolos, habia mucha gente en la playa y nadie se dio cuenta, despues al preguntarles a algunos respondieron, que creian que estabamos jugando.
Al llegar finalmente a la cabaña que estaba en la orilla entré y cai como un fardo y lloré durante un buen rato, los niños se acercaron mas tarde para agradecerme, pero me pidieron que no les dijera nada a sus padres, asi lo hice pero les hice prometer que tuvieran mucho cuidado la proxima vez, que no se alejaran tanto de la orilla.
Hace dos dias viajaba en un avion de los pequeños, un solo motor, al llegar al aeropuerto de destino, habia mal tiempo sin embargo, optaron por aterrizar, durante un rato el piloto buscaba el contacto visual con la pista sin lograrlo, por un momento se pudo divisar la pista estabamos cruzandola, asi que el piloto maniobró rapidamente descendiendo y virando en busca de la pista, fue un momento bastante dificil, por un momento creia que nos estrellariamos, sin embargo no senti miedo, estaba tranquilo, porque Dios estaba en mi mente y
en mi corazon.
Al aterrizar alguien que estaba en el sillón detras del mio, me pidio que le diera la mano, porque el juraba que estaba muerto, estaba palido y sus manos frias, creo que el pudo oir que alguien le decía, "Todavia no".
05-06-2003
domingo, 25 de noviembre de 2007
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