Una estrella perenne habita el cielo,
sin ser fujaz, de dia desaparece.
Mientras el agua corre por su pelo,
hilos de carbón, su pecho oscurecen
Un triada de flores le rinde pleitesìa.
Se oye el batir de alas, colores que vuelan.
Arco iris en la noche, sin luz del día.
Cuentan historias de amor si se desvelan.
Opacada la noche por su eterno brillo,
teniendo asi el cielo por cascada,
entre margaritas silvestres y lirios,
rodilla en tierra su cuerpo bañaba.
Con su cuerpo entero sin ningun velo,
de agua y luz se rodeaba,
con una mano tocaba el cielo,
con la otra la tierra tocaba.
Presente siempre cuando la vida empieza,
crece la hierba por donde pasa,
ella es, madre naturaleza.
Como todas las madres, sabia.
Agua y luz, poesía y prosa,
carne verde de sus entrañas,
germinada por las mariposas,
llevando la vida entre sus peludas patas.
27-07-2003
martes, 27 de noviembre de 2007
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