Os quiero contar un cuento,
que a mi me fue referido.
Donde una mujer de ensueño,
dejó a un hombre mal herido.
Paseabase en carrozas,
con caballos muy preciados,
y al pasar por ese charco,
al buen hombre han salpicado,
Aquel hombre reclamó
y parose en el momento.
De la carroza salió,
no digo diosa, un monumento.
Su pañuelo le ofreció,
que con encajes de plata,
su cara muy bien limpió,
pero no sus alpargatas.
El pañuelo fue a devolver,
pero ella no lo quiso.
Cerró la puerta y se fué,
quedó el hombre mal herido.
Al cerrar la portezuela,
con tanta fuerza y presión,
un dedo le han arrancado,
y era el del corazón.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
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