Se ha escondido el nombre del hombre,
y la hora de la hora aun no pasa,
se puede aun asi seguir la traza,
aunque no del como, el cuando, el donde.
En principio la señal que bate el suelo,
que acompañan las del signo monetario,
mientras unos celebran el calvario,
otros estaran en largo duelo.
A Santa Barbara ya le llegan con plegarias,
por el aire la oración vuela y resuena,
la indiferencia solo cesa cuando truena,
suman, suman cantidades millonarias.
Mira el artbol donde el ave hace su nido,
que tupido por las hojas lo guarece,
cuando salen en bandada se estremece,
al regresar ven su arbol que a caido.
Los que dicen jugar con los ya muertos.
Los que celebran a baco y las pasiones.
Los que en multitud corean las canciones.
Los que cierran los ojos y reina el tuerto.
Es la historia repetida ya mil veces,
que regresa y regresa y no se aprende,
una historia tan grande como un duende,
que por mas tiempo que pase nunca crece.
Lo dejaron muy en claro en sus palabras,
cuando creen saberlo todo aun imberbes,
de consejos de los padres nunca aprenden,
para el monte a toda prisa van las cabras.
La corona que ahora fue recuperada,
no es joya para adornar la cabeza,
claramente nos indica la nobleza,
de la Santa Concepción Inmaculada.
¿Que mas se necesita para ver?
quizás buenos lentes de contacto,
quizás palpar las señales con el tacto,
quizás solamente sea querer.
sábado, 27 de febrero de 2010
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